1. Té negro: de sabor intenso y propiedades estimulantes. Se obtiene mediante un proceso de oxidación y fermentación que, aparte de modificar el color de las hojas, aumenta la concentración de teína.
2. Té verde: una alternativa muy aromática, delicada y con poca teína. Las hojas mantienen prácticamente todas sus características de origen porque no llega a producirse fermentación. Por efecto del vapor se eliminan los microorganismos que provocan este proceso.
3. Té rojo: conocido como el “Té de los emperadores” por haber estado prohibido para el resto de la población, el Pu Erh es una bebida fuerte y terrosa, producto de un prolongado período de maduración que puede prolongarse varios años. Es un té post-fermentado y de intenso aroma y color.
4. Té blanco: la versión más refinada del té, se obtiene a través de brotes tiernos, recubiertos todavía por el vello blanco característico de las plantas jóvenes. Se recolecta durante un breve período de tiempo durante la primavera, se marchitan las hojas en un ambiente de ventilación controlada y se seca a baja temperatura.
5. Té azul: entre la suavidad del té verde y la fuerza del té negro se encuentra el Oolong o té semifermentado. Es una variedad de tonalidades oscuras, con sabor ligero y afrutado, de aroma intenso. Una alternativa estupenda para quienes quieren iniciarse en el consumo de estas infusiones.