No es solo una cuestión de gusto. Si bien es cierto que cada tipo de agua presenta unas particularidades de sabor y textura, estas no son las únicas variables a tener en cuenta. A la hora de elegir entre agua del grifo, embotellada o filtrada, conviene plantearse otros aspectos del producto relacionados con el consumo, la salud o el medioambiente. Una visión más global del agua potable nos permite entender qué hay más allá del formato de presentación.
Las diferentes opciones disponibles para beber agua se pueden resumir en tres:
- Agua del grifo: procedente de un acuífero, tratada y repartida a través de una red de distribución. Su calidad varía en función de la dureza y los tratamientos con químicos industriales que la hacen apta para el consumo.
- Agua mineral embotellada: sus beneficios y propiedades naturales no siempre se conservan ni se mantienen estables desde la obtención del agua hasta que se sirve en la mesa. El propio proceso de embotellamiento puede hacer que pierda calidad.
- Agua filtrada: a partir de un sistema de filtros en el suministro se eliminan las partículas y residuos que pueden resultar perjudiciales. Un agua limpia, equilibrada y de excelente sabor.
Siempre que conozcas el origen del agua que consumes y su seguridad esté garantizada, escoger entre una u otra alternativa para el consumo es una decisión muy personal. Así como en muchos lugares el agua del grifo es la opción preferida por su estupendo sabor y pureza, hay zonas en las que la calidad del producto deja mucho que desear y el usuario prefiere comprar agua embotellada.
No obstante, hay una tercera alternativa que combina todas las ventajas y además añade nuevos beneficios: el agua filtrada.
- Incrementa la calidad del agua de suministro para que nunca te falte un agua de calidad excelente: libre de malos olores y sabores.
- Facilita el acceso a una hidratación segura y siempre a mano. Solo tienes que abrir el grifo y no es necesario un espacio de almacenaje en casa.
- A medio y a largo plazo resulta una opción mucho más económica que la del agua en botellas. No tardarás en darte cuenta del gran ahorro que supone.
- Desde el punto de vista medioambiental, es la elección más sostenible. Se aprovecha la inversión que se ha hecho en redes de obtención de agua y distribución, se evita la sobreexplotación de los acuíferos y se reduce de manera considerable la producción de residuos, sobre todo, botellas de plástico.
- El agua filtrada es salud. El empleo de filtros de agua permite eliminar agentes contaminantes y elementos potencialmente tóxicos como los nitratos o el cloro.
Cómo beneficiarte del agua filtrada en casa
Aprovechar las grandes ventajas de accesibilidad, precio y sostenibilidad del agua corriente.
Teniendo en cuenta que un adulto consume alrededor de 2,5 litros de agua al día, es normal que el consumidor se interese cada vez más por la seguridad del producto que bebe y por el precio que paga por él. Pero ni el desembolso económico, ni la falta de espacio ni la calidad del agua de suministro suponen una limitación a la hora de disponer de un sistema de filtrado en casa.
En las últimas décadas muchas personas han dejado de beber agua del grifo para pasarse a la embotellada por temor a los contaminantes que aún puedan estar presentes en el suministro. La posibilidad de instalar un filtro de agua en tu propio fregadero destierra estos temores y te permite aprovechar las grandes ventajas de accesibilidad, precio y sostenibilidad del agua corriente.
Filtrado con carbón activado, intercambio iónico, filtro de osmosis inversa, luz ultravioleta… Existen diferentes alternativas para dar el salto del agua embotellada al agua filtrada en casa. Soluciones que se adaptan a tus limitaciones de espacio o de presupuesto y que te permiten disponer de agua de gran calidad con solo abrir el grifo.